Personajes
 
Entre los personajes ilustres y celebres de este maravilloso pueblo cabe destacar a los iguientes.

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Riancho retratado junto a su madre y hermano foto de 1922
  • AGUSTIN RIANCHO Y GOMEZ DE MORA
 Texto realizado por " La Red Cantabra" al celebrarse el 75 aniversario de su muerte.

SU VIDA

Agustín Riancho y Gómez de la Mora nace en Entrambasmestas el 16 de noviembre de 1841. Según escribe Antonio Martínez Cerezo en la "Gran Enciclopedia de Cantabria", ya «desde niño dibuja con carbones, a falta de lápices, y muele minerales y vegetales para conseguirse pigmentos con los que pintar». A los catorce años dibuja "A nidos" (hoy "Pastores"), mostrando ya una gran madurez.

Monumento en Entrambasmestas José María Martínez, fundador del "Boletín de Comercio", se convierte pronto en su promotor. Primero, le ayuda a trasladarse a Santander y, ya aquí, pone en marcha una suscripción popular con la que reunir fondos para que Riancho pueda ir a Madrid, a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Tiene diecisiete años cuando ingresa en ésta, permaneciendo en ella entre 1858 y 1860. Aquí, sus progresos son rápidos, recibiendo influencia de su profesor Carlos de Haes (de quien el año pasado vimos en Cantabria una importante exposición), con quien congenia muy bien. Es Carlos de Haes quien recomienda a sus promotores santanderinos, que pretendían enviarlo a París, que continúe estudios en Amberes, con Lamorinière.

Desde 1862 hasta 1883 permanece en Bélgica, donde participa en 1873 en el Salón de Amberes y en 1874 en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Namur. A su vuelta, precipitada por un indeseado proyecto matrimonial (el marchante que distribuía sus cuadros en Bélgica e Inglaterra quería casarle con su hija), tras un breve paso por Santander, se instala durante cinco años en Valladolid, para establecerse en 1888 en su pueblo de Entrambasmestas. Aquí pinta lo "suyo". Como dice Martínez Cerezo, «poco a poco, el pintor que ha conocido en Bélgica y Francia el impresionismo, va a ir reinventándolo a su modo desde el principio, como si no existiera y hubiera él de sacarlo a la luz. Alejado de la vida de relación, sin más escapadas a la capital que las imprescindibles, Riancho pinta en la paz del monte, donde se convierte en verdadero "apostol del árbol". Paisaje montañoso Pasa horas y horas, mañanas y tardes, días y días, tratando de captar las variaciones de un mismo paisaje, según estación y hora. El pintor, olvidado de maestros, está encontrándose a sí mismo». El dinero no le preocupa y malvende sus cuadros en Santander o los rifa en las ferias.

Desde 1923 comienza a pintar con más libertad. «Más que la representación del paisaje, lo que ahora le importa a Riancho es expresar en imágenes la impresión que el paisaje provoca en su ser de pintor naturalista». El pintor entra así en su etapa más propia y original.

Participa en exposiciones colectivas, como la Exposición de Artistas Montañeses de 1888, las del Ateneo santanderino de 1914, 1915 y 1916 y en la de 1918, inaugurada por Alfonso XIII, además de en la Exposición Nacional que el Círculo de Bellas Artes organizó en Santander en 1919. En 1922 y 1923 expone individualmente en el Ateneo.

Riancho, este gran pintor montañés, muere con 88 años en Ontaneda, en casa de su sobrina, sin haber recibido más homenaje que el que le dedicaron en Santillana del Mar en 1928, con una exposición individual y un banquete presidido por el Conde de Güell, con asistencia, entre otros, de la archiduquesa Margarita de Austria. El gran reconocimiento a sus méritos se produce tiempo después, destacando en este sentido la exposición antológica que se celebró en el Museo Español de Arte Contemporáneo, en febrero de 1973.




SU OBRA


Martínez Cerezo distingue tres grandes etapas en su obra pictórica:

 

 

  • la prebelga (hasta 1861)
  • la belga (de 1862 a 1883)
  • la postbelga (desde 1883 hasta su muerte en 1929).

    "Árbol y casona" 1900 Destaca cómo «el dibujo, a lápiz o carbón, es riguroso, pormenorizado y amanerado al principio, bituminoso, achinado y líquido al final», mientras su trazo pictórico «es corto, primoroso y detallista en los cuadros de primera época, y enérgico, vivaz y directo a medida que se acerca al final».

    Paisaje de Cabuérniga Otros autores señalan otra etapa, coincidente con su estancia en Valladolid, más luminosa. Pero todos coinciden en que es la obra realizada en Entrambasmestas la que destaca sobre manera, primero con esa fase de paisajes reales y, luego, con la otra plena de libertad. Lafuente Ferrari apunta «la desenfadada técnica con que expresa sus masas de árboles añosos con amplia pincelada pastosa, y vuelca su impresión de color en los verdes, en los luces y en los cielos, con una espontaneidad salvaje y asombrosa», mientras Gaya Nuño dice que los paisajes de esta época «sorprenden por la infinita libertad de pincelada, actuando por ráfagas luminosas que rebasan el impresionismo, sobre el que Agustín Riancho había saltado sin quemarse, hacia más radicales conceptos«.

    En el Museo de Bellas Artes de Santander se pueden ver obras de sus diversas etapas. Así, junto a varios óleos de sus inicios en España y un amplio número de bocetos y obras realizadas en su estancia en Bélgica, se muestran obras de su etapa postbelga, tanto de la fase más paisajista (se puede contemplar su mejor trabajo durante estos años «La cagigona»), como de la fase final, más audaz, a la que corresponden «La primavera» o «Río en otoño».

    "Árbol" 1929, Museo del Prado
    "El robledal", 1927, Ateneo de Santander


    Fuente: Nos hemos basado sobre todo en la Gran Enciclopedia de Cantabria (Antonio Martínez Cerezo) y "Retablo biográfico de Montañeses Ilustres", tomo II, de Leopoldo Rodríguez Alcalde. La mayoría de las imágenes proceden de los sitios web que se citan a continuación.

    • AMABLE PELAYO
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    SU VIDA:


    Nació el 27 de abril de 1923, en Entrambasmestas y cantó misa el 18 de octubre de 1951 en la iglesia de su pueblo. Aunque su intención era ir a México de misionero, el entonces obispo Monseñor Eguino y Trecu, le pidió que se quedara en la Diócesis, entonces muy necesitada de sacerdotes después de la guerra. Con este objetivo le destinó a Torrelavega para ayudar a don Teodosio Herrera, quien a su vez había sido enviado para ayudar a don Emilio Revuelta, párroco titular y que ya estaba muy anciano. A su fallecimiento le sustituyó Monseñor Herrera, quien pidió a don Amable que se quedara junto a él uniendo así sus vidas en una amistad que no ha finalizado con la muerte.

    Además de su labor pastoral, don Amable fue profesor en el instituto Marqués de Santillana, de quien guardaba muchos y buenos recuerdos. Desde los inicios de su sacerdocio se dedicó especialmente a trabajar junto a los niños, que le querían y que muchos de ellos, ahora ya padres, le recuerdan con respeto y agrado. Cuando se 'jubiló' dedicó entonces su vida a las personas mayores. Organizó cientos de peregrinaciones por todo el mundo llevando con él a muchas personas que se habían quedado solas y que así encontraban un lazo de unión. Su último viaje fue a Lisboa, donde comenzó a hacer mella la enfermedad. Hubo dos momentos en su vida que fueron para él inflexión, según relató a nuestra compañera Nieves Bolado, en abril de 2000, en una de las poquísimas entrevistas que dio en su vida; una fue en 1990 donde, según sus propias palabras, «estuve prácticamente muerto por la intensidad de trabajo. Me hice cargo de la catequesis y ya era muy mayor para dominar a 300 chavales y también me afectó el cambio de mentalidad y tener que adaptarme a la evolución de la iglesia». Otro momento de su vida ocurrió en el año 1960, cuando, asistiendo a un enfermo, tuvo una hemorragia, le envolvieron en una manta y unas personas que pasaban al lado escucharon que se había muerto y se llegaron a dar misas por el eterno descanso de su alma.

    Falleció en la Residencia Santa Marta, de la Fundación Asilo, a las siete y media de la mañana, después de haber recibido el sacramento de la Extremaunción.

    Hasta quienes nada quieren saber con los altares y el incienso no ocultaban ayer su pesar por la muerte de don Amable Pelayo, 'San Amable', como muchos ciudadanos le llamaban por su bondad y su paciencia a lo largo de 56 años de sacerdocio, siempre unido a Torrelavega.

    Hasta hace poco su vida había sido plena actividad, ya que era uno de los peregrinos más antiguos de Torrelavega, pero la enfermedad, implacable, hizo mella en él hasta que ayer, a primera hora de la mañana, fue a reunirse con quien siempre quiso estar. Instituciones públicas y privadas, asociaciones de todo tipo, ciudadanos de a pie y, sobre todo, muchas personas mayores, de las que siempre se ocupó especialmente, velaron ayer su cadáver, que quedó expuesto, a las siete y media de la tarde, en la capilla de la Fundación Asilo, en su casa. Será enterrado hoy jueves, en la iglesia parroquial de San José Obrero, Santuario de la Virgen Grande, donde ejerció su sacerdocio durante 35 años. Para ello, se desmontará el que siempre fue su confesionario y se convertirá en su última morada.

    • FRANCISCA GUADALUPE PORRAS

    FRANCISCA GUADALUPE PORRAS: natural de Entrambasmestas. Ama de cría de la Infanta Isabel, hija de Isabel II y Francisco de Asís, nacida el 20 de diciembre de 1851, y que ha pasado a la historia con el nombre de “La Chata”.
    Por aquel entonces las mujeres de esta zona eran muy valoradas entre la nobleza .
    Para amamantar a sus hijos que gran paradoja que tuviesen que dejar ellas mismas a sus hijos con su familia para ganar el sustento de esta.
    Corriendo muvhas veces la desgracia que muriesen sus propios hijos para con su leche amamantar a otros.
     
     
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